La accesibilidad implica que las terminales de pago pueden ser utilizadas por todos, incluidas las personas con discapacidad—ya sea física, mental, intelectual o sensorial—sin importar si la discapacidad es permanente o temporal.
La accesibilidad garantiza que cualquier persona, sin importar sus capacidades, pueda realizar pagos de forma independiente, sencilla y segura. Se trata de inclusión, respeto y derechos igualitarios para todos los clientes.